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Sumergidos en plena Revolución 4.0, la ciberseguridad aparece como una de las diez principales preocupaciones a nivel global, proyectándose como una de las amenazas persistentes más preocupantes, no solo para entidades empresariales, sino también como las gubernamentales.
Tal afirmación se deriva del Informe de Riesgos Globales de 2023, emitido a principios del año por el Foro Económico Mundial. De hecho, este informe resalta la ciberseguridad como el único riesgo tecnológico destacado en su última edición, que mayormente enfoca en aspectos ambientales.
Durante el pasado año, se perpetraron algunos de los ciberataques más devastadores y perjudiciales hasta la fecha. Esta intrusión a la información y datos críticos de empresas y entidades gubernamentales, anticipan otro año con un aumento exponencial de ataques de ransomware, malware y phishing, entre otros, donde los proveedores de servicios de seguridad administradas (MSSPs), proveedores de servicios gestionados (MSPs) y todo actor de la ciberseguridad, deberán estar en su punto más alto de alerta para proteger a sus clientes, así como a sí mismos los dispositivos finales.
Un año de ciberataques a gran escala, como el de ransonware efectuado contra Johnson Controls donde se pedían cantidades que rondaban los 50 millones de euros para obtener el descifrador y recuperar los datos robados por tamaño de 27 terabytes (TB), o el robo de datos a MGM el pasado mes de septiembre que parecía afectar a alrededor de 10 millones de sus clientes ponen de manifiesto la emergente preocupación en este ámbito.
Desafíos a los que se enfrenta
En este contexto, es importante analizar los desafíos que las organizaciones enfrentarán en el futuro en el ámbito de la ciberseguridad, así como las estrategias y medidas que pueden implementarse para hacer frente a estas amenazas de manera efectiva. Entre estos podemos encontrar la necesidad de protegerse contra amenazas cada vez más sofisticadas, la protección de datos sensibles, las tecnologías emergentes o la escasez de talento en ciberseguridad. Además, otros factores como el cumplimiento normativo y nuevas regulaciones serán puntos cruciales para adoptar un enfoque proactivo. A continuación, entramos en detalle de cada uno de estos desafíos:
A medida que la tecnología avanza, también lo hacen las habilidades y tácticas de los ciberdelincuentes. Las organizaciones tendrán que hacer frente a amenazas más sofisticadas y difíciles de detectar, como el uso de inteligencia artificial y técnicas de ingeniería social cada vez más elaboradas.
Con el aumento exponencial en la cantidad de datos generados y almacenados, las organizaciones enfrentarán desafíos en la protección de datos sensibles y críticos. Esto incluye la implementación de medidas de seguridad sólidas para proteger los datos tanto en reposo como en tránsito.
La adopción de tecnologías emergentes como el Internet de las cosas (IoT), la inteligencia artificial (IA) y el aprendizaje automático (machine learning) presenta desafíos únicos en términos de seguridad cibernética. Las organizaciones deberán implementar medidas de seguridad robustas para mitigar los riesgos asociados con estas tecnologías y protegerse contra posibles vulnerabilidades.
La demanda de profesionales cualificados en ciberseguridad supera con creces la oferta, lo que ha dado lugar a una escasez de talento en este campo. Las organizaciones enfrentarán el desafío de reclutar y retener talento en ciberseguridad para proteger sus activos digitales y hacer frente a las crecientes amenazas cibernéticas.
El panorama normativo en materia de ciberseguridad está en constante evolución, con la introducción de nuevas regulaciones y requisitos de cumplimiento. Las organizaciones tendrán que mantenerse al día con estos cambios y garantizar el cumplimiento de las normativas aplicables en materia de ciberseguridad. La llegada de las Directivas DORA (Digital Operational Resilience Act) y NIS2 (Network and Information Security Directive 2) tendrá un impacto significativo pretendiendo mejorar la seguridad y la resiliencia operativa en toda la Unión Europea, estableciendo estándares más estrictos y requisitos de cumplimiento para las organizaciones en sectores críticos.
Con la creciente interconexión de sistemas y la colaboración entre organizaciones, aumenta el riesgo de exposición a amenazas cibernéticas. Las organizaciones tendrán que implementar medidas de seguridad que aborden los riesgos asociados con la colaboración y la interconexión de sistemas para protegerse contra posibles ataques.
Para abordar todos estos desafíos, simplemente, las organizaciones deben continuar adaptándose para enfrentar retos en constante cambio, y proteger sus activos digitales ante las crecientes amenazas.
Conclusión
Las organizaciones se enfrentarán a una amalgama de desafíos técnicos y estratégicos que pondrán a prueba su capacidad para innovar, adaptarse y prosperar en un entorno empresarial en constante cambio. Para abordar estos desafíos, deberán realizar inversiones significativas en talento humano, tecnología y procesos para fortalecer su postura de ciberseguridad y gestionar eficazmente los riesgos asociados con la innovación tecnológica, así como estar preparadas para enfrentar desafíos relacionados con la conformidad normativa y la privacidad de los datos.
Aquellas organizaciones que puedan adaptarse con éxito a este nuevo entorno empresarial emergente estarán bien posicionadas para aprovechar las oportunidades de crecimiento y mantener una ventaja competitiva en un mercado en constante evolución.